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La piel de tu historia

2012-2015

                                                                                                             El Yo es una posición completamente permutable.

                                                                                                                                                     Eduardo Viveiros de Castro 

 

Quizás llamamos “vida” a una serie de repeticiones y metamorfosis superpuestas: el agua que hierve y se transforma en vapor; un limón que se pudre en el suelo; una plantita que crece y muta en árbol; pero también una canilla que se rompe o una cara que envejece pero que sobrevive inalterable en una fotografía que se pierde y que finalmente se olvida.  Es que el cuerpo de cada persona va evidenciando no sólo el tiempo sino también formas de vida. La piel de tu historia implica el uso de la imagen propia y sus consecuentes ediciones, con las que inundamos la segunda década del S XXI. Una y otra vez se repiten rostros que miran hacia el dispositivo que dispara como quienes miran los ojos de otra persona. A decir verdad, son sin embargo,  rostros que miran una ausencia. Se trata pues, ¿de la búsqueda de un Otro en el propio reflejo? ¿o es implica quizás la necesidad de  entenderlo como a un opuesto irreconciliable? 

En tanto individuos, modificamos  un corte de pelo, prendas, a veces el maquillaje; pero nuestros cuerpos inexorablemente dan cuenta de dónde venimos, de nuestras convergencias y migraciones, de las batallas ganadas y perdidas porque nuestra piel es también un signo y por lo tanto, emite un discurso[1].

[1] Memoria conceptual basada en La piel es tu historia,  texto de Andrei Fernández escrito en setiembre de 2017.

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